grosso modo: la madera se "pudre" cuando un exceso de humedad permite que se desarrollen hongos y microorganismos. La madera se comercializa lo suficientemente seca coma para que ésto no suceda. Barnizándola o encapsulándola en epoxy o lo que sea, pretendemos impedir que pueda absorver más humedad, y normalmente lo conseguimos. El problema llega con el primer golpe que rompa la barrera de protección que le hemos dado. La madera absorverá agua por ahí, però no tendrá superfície suficiente para secarse y se pudrirá en los bordes del golpe. És decir, el agua se habrá extendido hasta debajo de la barrera de protección que, siendo impermeable, no la dejará salir. Cualquier golpe en una pala "impermeabilizada" con materiales "duros" se debe reparar inmediatamente.
El aceite proporciona una barrera "semipermeable" que permite que la pala se seque bien. La protección con aceite resulta más que suficiente para impedir que el agua pueda "hinchar" la madera levantando el grano y volviéndola áspera al tacto. Precisamente se pretende que las capas superiores de madera estén saturadas de aceite, que repele el agua y le da un tacto sedoso. Basta con renovar la capa de aceite (10 minutos) cuando se nota que hace falta, como se hace con los muebles de jardín llamados "de teka", que reciben un trato mucho más duro que nuestras palas.
Hay que añadir que algunas maderas, como el cedro rojo, son especialmente resistentes a los ataques de hongos... y es bonita, huele a lápices de colores, extraordinariamente ligera, sin nudos, no tiene nervio y sin embargo es resistente...lo tiene todo excepto dureza, de manera que pronto se llena de pequeñas cicatrices fruto de las "carícias" que les damos. Nada grave, heridas de guerra.