Queridos amigos, estoy de vuelta. Estos últimos días he remado a placer en Cabo de Palos y alrededores. El 9 de agosto salimos por la tarde, como a las ocho, un grupito bastante numeroso y experimentado, por suerte. La mar de fondo nos acompañó todo el trayecto, especialmente a la vuelta, y condicionó mucho el espíritu relajado de otras nocturnas anteriores. Nos bañamos en Calblanque bajo la luna, extasiados, y comenzaron a picarnos millones de pulgas de agua, que saltan sobre ella y se vieron atraidas por nuestras luces frontales, una pasada.
También salí una mañana con el forero Viajante, que con su Dag vino desde el Mar Menor, y rodeamos el Cabo en un día ligeramente movido. Esa mañana hicimos unos veinte kilómetros, y pesqué cuatro o cinco obladas, la mayoría en el Cabo, que estaba muy movidito y tuve que pedirle que se acercara a mi kayak para poder estabilizarme mientras recogía y desenganchaba. Lo más jodido es sacar las tres muertes de la boca del pez, y evitar la segunda potera, y mantener el equilibrio, y no pincharte.
En general ha sido estupendo, he remado todas las mañanas , de siete a diez, y por la tarde de ocho a nueve, pessssscando.
Ha sido el verano de las obladas, hubo dìas de catorce en la bolsa, porque como ya sabéis, el mas gordo siempre es el que se escapo. Harto de obladas, compré un yozuri de 15 cms. con un profundizador del diámetro de una pelota de golf, y he intentado otras especies, han salido caballas y un dentón. Es cojonudo como puede tirar tanto un invento tan pequeño.
Ayer amaneció el mar movido, no demasiado, y salí zumbando mientras el sol despuntaba en dirección a la boya que delimita la zona protegida de Cabo de Palos, a su izquierda (siempre jugando con las lineas imaginarias que delimitan dicha zona, mosqueando a los guardias). Con el mar de cara bien, y una vez hube de virar, dificultades. Entonces de proa al faro, buscando protección al lado del Sur. Salí mar adentro, muy distanciado de la orilla, a por las caballas, y me entretuve mas de la cuenta. Tanto que a la vuelta el Cabo estaba imposible, y ese curricán que mas que arrastrar me lastraba, decidí salir a la playa pedregosa bajo el faro. Como una moto, con olas de dos metros y acojonado. Casi en la orilla, va un pez y pica, de esos que tiran como tractores, y cuando casi están fuera, se sueltan. La vuelta a casa fué de vértigo, el mar subiendo y subiendo, las olas de costado y rompiendo encima. Una delicia.
Tengo que decir que al principio y con el mar suave, la pesca con la Skua me decepcionó un poco. No hay manera de mantenerte fijo, sin pala y recogiendo. Eso debe ser cosa de la estabilidad primaria, es necesarió un vaivén constante. Ahora bien, cuando el mar se pone malo de verdad, este barco saca lo mejor de sí, y os confieso que ayer, dentro de lo jodido del tema, disfruté muchísimo jugando con las olas. Una vez que llegué a la orilla, sobre las diez de la mañana, empezó de verdad el temporal, lo que me lleva nuevamente a insistir en la obligatoriedad de concocer el parte meteorológico antes de remar, o ir costeando, como en mi caso.
Nota: Antes del verano esquimoteaba al 50%. Ahora casi me sale. Aunque me temo que eso significa seguir en el 50%. Eso sí, he practicado en mi nuevo barco el autorescate por popa, y alucinante. El timón de la Skua -ahora- funciona muy bien. Como aconseja el fabricante, no hay que tensar apenas, los cabos van fofos. Pero eso sí, los cabos en su unión con la pedalina hay que atarlors de manera que se evite cualquier roce. El cabo lleva ahora un nudo delante y otro detrás del agujero de la pedalina, y el extremo sobrante se ata a la goma que evita que dicha pedalina se venza hacia el palista.
Luego sigo